El Ministerio de Relaciones Exteriores boliviano expresó su preocupación por el anuncio de Argentina de instalar un alambrado de 200 metros en la frontera común, en la localidad de Aguas Blancas, en Salta.
A través de un comunicado, la cancillería boliviana señaló que “cualquier medida unilateral puede afectar la buena vecindad y la convivencia pacífica entre pueblos hermanos”.
Mientras el gobernador de la Provincia de Salta Gustavo Sáenz calificó su postura boliviana de “cómica”, el ministro Del Castillo respondió con una advertencia histórica: “Todos los muros caen”.
Antes, la autoridad del norte argentino había dicho, en una entrevista con La Nación Más: “No tenemos por qué dar explicaciones sobre este tema. La frontera es de 740 kilómetros y estamos hablando de dos cuadras y media dentro de nuestra casa”.
Desde La Paz, Del Castillo minimizó el impacto de la obra en términos territoriales, pero aludió indirectamente a la caída del Muro de Berlín (1989): “Estos 200 metros no representan ni el 0,026% de la frontera y la historia nos ha enseñado que, tarde o temprano, todos los muros se caen”.